Ánodo de magnesio
La pieza fundamental de los equipos de calefacción y agua caliente sanitaria.
¿Qué es y qué función tiene el ánodo de magnesio?
El ánodo de magnesio es una pieza importante para la protección de los componentes metálicos dentro de la caldera o el calentador. Se fabrica con una estructura alargada y recubierta de un material (magnesio en este caso, pero puede ser aluminio o zinc) que se oxide más rápido que los metales circundantes. Esto en cuanto a ánodos tradicionales, porque también los hay electrónicos.
La forma como funciona el ánodo de magnesio tradicional consiste en absorber los residuos de la reacción de corrosión galvánica que genera calentar agua, y de este modo evitar que el óxido dañe las piezas metálicas que permanecen sumergidas de forma permanente.
Por lo general tiene diseño universal, por lo que un mismo ánodo es apto para distintas marcas de calentador o caldera, o incluso para distintas fuentes de energía (por ejemplo, funciona igual para un calentador a gas o eléctrico). La longitud es importante, ya que debe ser equivalente a la del equipo a proteger. Hay ánodos fijos, que son los habituales, y los hay articulados, llamados “ánodos de cadena”, que se diseñan especialmente para poder instalarlos y extraerlos en espacios reducidos, sin necesidad de desmontar el calentador o la caldera.
El ánodo de magnesio es un verdadero héroe que hace honor a su segundo nombre de “ánodo de sacrificio”, porque al recibir en sí los daños para que no lo reciban las otras piezas metálicas, trabaja bajo un estrés que lo desgasta relativamente rápido. Es por eso que cuando un ánodo se avería hasta el punto de dejar de cumplir su función, cuando se le extrae está altamente desgastado en comparación con uno nuevo.
¿Cuánto dura el ánodo de magnesio?
El ánodo no es muy costoso, y por tanto se recomienda cambiarlo con cierta frecuencia. ¿Con cuánta frecuencia? Eso depende, y los criterios varían. Hay quienes recomiendan cambiarlo anualmente, cada 5 años o cada 10. Pero se considera que su duración “normal” es de 1 año, luego de lo cual es mejor revisarlo, so pena de que las demás piezas se dañen.
Si no lo reemplazas cada año, al menos sí debes revisarlo una vez al año como mínimo, y no esperar a que esté totalmente consumido para reemplazarlo. De contrario, los procesos de oxidación terminarán por perforar el depósito, y eso sí que es costoso. Tener que reemplazar varias veces el ánodo de magnesio es señal de que está funcionando bien este sistema de protección del equipo.
En cambio, si el interior del depósito ha llegado a oxidarse y el agua sale con óxido, ya difícilmente haya otra cosa que hacer que sustituir el equipo. Algo a tomar en cuenta es que existen también ánodos electrónicos, que son más efectivos.
No obstante, como el ánodo de magnesio es un componente degenerativo, su duración no es absoluta sino relativa, y dependerá por completo de varios factores:
La dureza del agua con que funcione el equipo. No es igual un agua blanda que un agua dura, es decir, llena de sales y minerales. Como el ánodo de magnesio trabaja absorbiendo los residuos de la oxidación galvánica, su duración se verá reducida si el agua es dura. Con frecuencia los ánodos que funcionan en equipos de calefacción en zonas de aguas duras, al final de su vida útil quedan reducidos únicamente a la varilla central, sin nada de magnesio.
La frecuencia de mantenimientos y drenajes: Uno de los pasos del mantenimiento es el drenaje de los equipos de calefacción. Todo equipo que trabaje con agua, en especial si es agua caliente, desarrolla asentamientos de minerales (magnesio, calcio, etc.) Si los equipos se drenan o purgan y dejan salir esa cal, obviamente los residuos no pasarán al ánodo de magnesio, y esto reducirá su carga de trabajo y alargará su vida útil.
La temperatura de consignación habitualmente alta. Si usualmente la temperatura que eliges para el agua caliente es alta, eso desgasta más pronto el ánodo de sacrificio. Y no sólo el ánodo: también el depósito. El acero inoxidable con que suelen estar fabricados los depósitos de calderas y calentadores es, por definición, inoxidable. Pero eso no significa realmente que sea imposible que se oxiden. Una de las causas de oxidación del acero inoxidable es precisamente la combinación de agua a altas temperaturas que generen precipitados minerales y salinos.
El síntoma más externo y obvio de que el ánodo se ha desgastado por completo y necesita sustituto, es que el agua sale con óxido por los grifos. Es un síntoma que hay que atender y atajar apenas aparece, porque de lo contrario, si se deja pasar el tiempo, el óxido abrirá grietas en las paredes del depósito.
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